martes, 22 de mayo de 2012


Aprendizaje  comunitario y Software social.
El pasado mes de julio, mi querido colega Julio Alcolado Santos presentó, dentro del marco de EDULEARN11 (Conferencia Internacional sobre Educación y Nuevas Tecnologías de la Educación), la ponencia “Un nuevo Paradigma Educativo: del e-learning al cloud learning (c-Learning). El Conocimiento en la Nube”, en la cual se expone el nuevo ámbito educativo surgido gracias a la web 2.0 y las redes sociales: el Social Learning y Cloud Learning.

Una de las cosas que pretendo con este blog es intentar aprender, poco a poco y paso a paso, con la evolución del mismo. Y de todo ese aprendizaje que recibo intento con mis escritos distribuirlo, intentando dar lo mismo que recibo (cosa imposible, ya que los inputs de aprendizaje superan en mucho lo que puedo llegar a aportar). Por ello, y dentro de las cosas que últimamente he tenido la posibilidad de aprender (de una forma informal, como casi todas las cosas de las cuales he realizado un aprendizaje efectivo) está el tema del c-learning, del cual os intento dar unas pequeñas pinceladas en este artículo.
¿Qué es el c-learning o cloud learning? Pues nada más que un sistema de distribución y absorción de contenidos (o competencias), usando los mecanismos y herramientas que nos ofrecen las nuevas tecnologías en red, para poder realizar un aprendizaje efectivo basado en cuatro aspectos:
  • Comunidad
  • Comunicación
  • Colaboración
  • Conexión
Por tanto, estaríamos hablando de cualquier tipo de aprendizaje obtenido usando medios sociales (o aulas virtuales) que nos permitan un trabajo horizontal en forma de comunidad, con espacios abiertos para la comunicación y colaboración. Los espacios abiertos a los que se refiere este aprendizaje pueden estar sometidos a ciertas restricciones (grupos de trabajo sobre un tema concreto, cursos privados o en abierto con límite de participantes -a veces los propios alojamientos nos obligan a ello-, equipos de diálogo, claustros de centro en comunicación permanente, etc.).
El universo educativo global que marca el concepto, ¿sería de utilidad manifiesta en nuestras aulas? ¿Sería por si mismo complementario o sustitutivo del e-learning? En primer lugar, comentar que el propio concepto nunca, ni por definición ni por infraestructura de las aulas de nuestro país (limitantes en cuestiones de ancho de banda y con capados selectivos de la mayor parte de sistemas de redes sociales) podría llegar a ser sustitutivo de un sistema de enseñanza tradicional. En segundo lugar, si hubiera centros de enseñanza superior que lo usaran, nos encontraríamos con el problema de cómo gestionar dichas plataformas y, la dificultad de conseguir, sin que hubiera un módulo cero (o de iniciación) que los propios alumnos se manejaran con toda esa cantidad de herramientas y servicios que se habrían de incorporar. Y, finalmente, potenciar la nube, con servicios de terceros de almacenaje y distribución de contenidos, haría que el propio centro educativo estuviera ceñido a las decisiones de esos prestadores de los mismos. Dejar en manos de terceros todo el sistema de control de acceso a los contenidos es algo que, a pesar de las garantías que nos puede llegar a suponer determinadas multinacionales (aplicaciones educativas de Google, Facebook, etc.) ello no implica que podamos gestionar y personalizar a nuestra medida los servicios de acceso y distribución.
Estamos hablando de aprendizaje basado en procesos sociales, con facilitadores del mismo y con servicios accesibles desde cualquier lugar.
Imaginemos que estamos diseñando un entorno formativo y disponemos de un servidor, donde tenemos alojado un LMS (Moodle, Chamilo, Sakai o similares), al cual queremos dotar de funcionalidades externas. ¿Debemos integrarlas en el propio alojamiento? ¿Debemos permitir que sean terceros quienes lo gestionen? ¿Será suficiente el hosting para asumir la cantidad de conexiones -de entrada y salida- en picos de estudiantes que acceden al mismo? ¿Tendremos servidores virtuales o máquinas en nuestro propio centro educativo? Volvemos a lo mismo: si tenemos servidores de hosting que no sean propios, el problema de que un día cualquiera dejen de ofrecer dicho servicio es idéntico al uso de servicio de terceros. Por tanto, riesgo siempre va a existir (incluso que lo queramos minimizar al máximo).
¿Inversión en equipamiento para ese c-learning? Mínimo, por no decir casi inexistente. Con clientes ligeros, distribuciones gratuitas (versiones de Linux más o menos personalizadas) que permitan acceder a los servicios deseados… sobra y basta. Eso sí, inversión en ancho de banda imprescindible. Conexiones por red y wifi en condiciones. Puntos de acceso bien situados y, existencia de líneas redundantes (de compañías diferentes) para poder asumir un posible fallo en uno de ellas.
Eso sí, un c-learning como modelo de aprendizaje y, sin una formación en los servicios que nos puede ofrecer la red, va a estar abocado a un rotundo fracaso. Inversión sí, pero en formación del docente que la usa y de los docentes que la gestionan (intracentro y extracentro).
Un nuevo paradigma de aprendizaje que se añade a otros muchos que tan sólo se diferencian de éste por las características de los servicios utilizados, por la ubicación del aprendizaje (e-learning o b-learning) o por el propio sistema de aprendizaje (social learning). Y seguro que me dejo muchos otros en el tintero.

PONENCIA

Juan Carlos Marcos Recio y Julio Alcolado Santos

La educación está pasando por un momento sin precedentes, ya que cada vez más se ayuda en las herramientas que pone a su disposición la tecnología. Estos paradigmas no utilizan la pedagogía como elemento clave, pero sí confían en la racionalización de los docentes y los alumnos que encuentran ventajas en los modelos de gestión a través de la educación a distancia.
La Web 2.0 ha permitido la aparición de plataformas de formación online (Moodle, Sakai…), que gracias a sus herramientas de comunicación, colaboración y evaluación (Correo electrónico, foro, chat, Wikis, test, WebQuest…), han facilitado la aparición de nuevos estilos pedagógicos de educación como el e-learning o el b-learning. En la Educación Superior, es donde se han aplicado más rápidamente este nuevo espacio educativo, y las universidades los han convertido en un sistema aceptado oficialmente.
Al aula presencial se le ha añadido el aula virtual. Los profesores, han ido evolucionando del e-tutor al e-moderador, transformándose en facilitadores de la enseñanza donde el lema es aprender a aprender. No obstante, esto no ha sido suficiente para captar la atención de los alumnos.
Para los alumnos, sus compañeros de clase son los miembros de su comunidad virtual y utilizan la tecnología que se encuentra en la nube (Gmail, Messenger, Facebook, Twitter, Youtube, WordPress, Youtube, Second Life…), para enviarse información, comunicarse, intercambiar datos…., a través del PC, NoteBook o las PDA’s, IPhone, IPad… Y pasan más tiempo en Redes Sociales y Blogs, como afirma un reciente estudio de Nielsen de 15 junio 2010 (“Social Networks/Blogs Now Account for One in Every Four and a Half Minutes Online”).
Por este motivo, se está comenzado a aplicar en muchas universidades las Redes Sociales, creándose un nuevo ámbito educativo denominado Social Learning.
¿Quién usa entonces las plataformas de formación oficiales en la educación? ¿Por qué los alumnos no emplean dichos medios de manera masiva en vez de usar otros? ¿En qué medida el profesor es responsable de la falta de uso de las plataformas de formación? ¿Cómo se conforma esta realidad educativa sustentada en la tecnología? y/o ¿Cómo la conjugan los dos actores principales: docentes y alumnos? Esta situación nos lleva a replantearnos la figura del profesor y del modelo pedagógico del aprendizaje y a investigar sobre qué actitudes tendrían que manejar, responsabilidades para asumir, habilidades que han de poseer o mejorar y manera de trabajar para conseguir esa unión con su audiencia, es decir, los alumnos.
De todo este contexto, subyace el concepto del Cloud Learning (C-Learning), que no otra cosa que es este nuevo universo educativo, global, abierto, que utiliza los medios formales que las instituciones educativas han adoptado y los no formales que ofrece la nube. Donde la formación se extiende también las herramientas de realidad virtual (Second Life y OpenSim), Redes Sociales (Facebook, Twenty…), microblogs (Twitter), blogs… Esta nueva realidad, exige a los profesores extender su ámbito de acción educativa, más allá de las aulas presenciales y virtuales formales hacia un espacio de enseñanza en la nube, convirtiéndose en community education manager, teniendo que adquirir nuevos conocimientos y habilidades.
En este artículo, ofrecemos algunas sugerencias sobre los entornos en los que se mueve y las habilidades del nuevo profesor, que trabaja con las herramientas Web 2.0 y dentro de un tipo de educación en la nube, (c-learning).

 

Aprendizaje comunitario

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